Vol. 1 Núm. 225 (2021): El presidente y los órganos autónomos
El Presidente de la República llegó al final de su segundo año de gobierno, asegurando que las bases de su proyecto de transformación estaban sentadas. En su evaluación incluía la colaboración de los poderes Legislativo y Judicial, frente a los cuales pudo establecer una posición de predominio a partir de una mayoría encabezada por el partido gobernante y de una negociación no exenta de conflicto con los principales responsables del sistema de impartición de justicia de la Nación. Asimismo, con base en una tradicional concepción de la forma de gobierno democrática, en su primer bienio el Presidente fue sembrando y cultivando la idea de la inutilidad de los órganos autónomos de rendición de cuentas.
El presidente Andrés Manuel López Obrador parte del supuesto de que, como su gobierno es del pueblo y para el pueblo, no requiere ni control ni supervisión, ni fiscalización ni transparencia. Las implicaciones de esta percepción para la democracia son preocupantes porque fomentan entre la gente la idea de que es mejor la concentración del poder que la división de poderes, la rendición de cuentas y la responsabilidad política.