Vol. 1 Núm. 155 (2009): Medios masivos de comunicación y reforma electoral
El desempeño de las campañas durante la contienda electoral del 2 de julio de 2006, particularmente la publicidad política con sus respectivos excesos, propició un serio malestar político y ciudadano que empujó hasta la revisión constitucional, culminando un año más tarde con la Reforma Electoral. Impulsada especialmente por la oposición, ésta se centró esencialmente en enfrentar dos grandes cuestionamientos: los spots en radio y televisión, sobre todo de esta última, y la conformación del máximo órgano del IFE. Respecto a la primera cuestión, el estudio de la Reforma Electoral fue largo y tortuoso, en particular debido a la postura de los propietarios de las televisoras y sus emisarios –los comunicadores más visibles de la televisión–, quienes con numerosas falacias buscaron impedirla en supuesta defensa de la libertad de expresión. A pesar de ello, se presentaron modificaciones importantes, aunque no suficientes, para evitar en el futuro las derivas ocurridas en 2006.
En dicho contexto se generó un ambiente propicio para que un grupo de 47 senadores presentara una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra de las reformas, porque eran violatorias de diversos artículos de la Constitución. El proyecto de sentencia quedó en manos del ministro Sergio Salvador Aguirre Anguiano, quien un año después, en mayo de 2007, dio a conocer el documento en el que reitera que algunos artículos de la Reforma se traducían en mayores privilegios a los actuales concesionarios, que ya tienen un poder sustancial en el mercado de la radio y la televisión, “por lo que el otorgamiento de mayores privilegios implicará la traslación del poder preponderante en su mercado, al de los servicios de telecomunicaciones”. Entre mayo y junio de 2007, la Corte analizó el documento y declaró sentencia. De los 16 artículos impugnados por los senadores, sólo 8 fueron afectados total o parcialmente por la Corte, pero esa cantidad fue suficiente para pegarle al corazón de la Reforma.