Vol. 1 Núm. 134 (2005): Discriminación y Olvido
A pesar de los avances científicos, tecnológicos, sociales y culturales que la humanidad ha alcanzado a la entrada del siglo XXI, existe un lado contrastante, opuesto y condenable del género humano que no corresponde con los logros alcanzados: la exclusión social de una persona o un grupo de personas por motivos subjetivos como el prejuicio social, la intolerancia racial, la arrogancia cultural o actitudes de menosprecio y estigmatización que finalmente se traducen en cancelación de derechos y oportunidades para grupos humanos, sobre todo aquellos considerados en condiciones de vulnerabilidad. Los avances logrados hasta ahora palidecen y se ven minúsculos ante la discriminación.
La discriminación sigue siendo una práctica cotidiana que se desarrolla a través de múltiples modalidades en los distintos ámbitos del quehacer humano en los cinco continentes. Pese a la existencia de instrumentos internacionales como convenciones, tratados, conferencias o declaraciones, o de la creación de instituciones internacionales de defensa y protección de los derechos fundamentales o de la inclusión de las garantías individuales en los textos constitucionales de cada nación, los actos y las prácticas discriminatorias están presentes en cada sociedad y en muchas ocasiones su percepción o reconocimiento parece invisible. En tal sentido, en el ideal, una sociedad que se considere democrática tiene el compromiso de enfrentar y erradicar el fenómeno de la discriminación.