Vol. 1 Núm. 144 (2007): La reforma del Estado. Primeras aproximaciones
A partir de los años ochenta, México inicia un agitado y contradictorio proceso de transición política. El objetivo: construir una diferente forma de Estado, un conjunto de instituciones que, dentro de un nuevo marco legal, fueran capaces de integrar al país, con éxito, dentro de las peculiaridades que determinan la nueva modernidad capitalista, el nuevo orden mundial globalizado.
El inicio fue, y continúa siendo, incierto; y la contingencia y el riesgo que acompañan a este largo proceso de decisiones pendientes, terminó por imponer, todavía al día de hoy, un orden difuso al que le cuesta trabajo adquirir concreciones precisas. Por supuesto, es imposible imaginar sin contradicciones, incluso sin violencia, los procesos que dan vida a una formación social específica, sobre todo cuando ésta vive un intranquilo tránsito de definición política que afecta los espacios de la sociedad, de la economía y la cultura; sin embargo, este tipo de procesos tiene sus límites y señala sus urgencias, y hoy resulta evidente el apremio por detallar los perfiles de un Estado acorde con las exigencias de un sistema mundial extremadamente competitivo y, en no pocas ocasiones, agresivo y hostil.
El gran reto, el enorme desafío del nuevo tiempo histórico mexicano, lo constituye, sin duda, la reforma del Estado. Resulta primario lograr que México se explique desde lo político y no desde lo económico. Es apremiante vigorizar nuestro Estado-nación. Una estructura política sólida es sinónimo de fortaleza y estabilidad; en cambio, una determinación económica extraterritorial es equivalente de inestabilidad, producto del carácter caprichoso, coyuntural, que expresa. Mientras más se fortalezca la determinación política del territorio, más se debilitarán las diversas formas de violencia que nos aquejan, más exitoso será el combate contra la impunidad, y menos, mucho menos frecuentes serán los momentos de ingobernabilidad en el país.
Por todo lo anterior, mucho nos alegra como universitarios que el Congreso de la Unión haya promulgado la Ley sobre la Reforma del Estado, y más nos complace todavía que una de nuestras publicaciones, la revista El Cotidiano, centre la totalidad del contenido de este número en un primer debate sobre la razón y el sentido de algunos de los cinco puntos que contempla la referida Ley. Políticos, investigadores y periodistas aventuran en estas páginas sus impresiones preliminares sobre un mandamiento constitucional de alcances insospechados.