Violencia y delirio

Autores/as

  • Cotidiano Cotidiano

Palabras clave:

violencia, víctima, criminalización, impunidad, cultura, política, justicia, economía, gobierno, sexenio, sindicato, industria, agricultura, campo, comunicación

Resumen

La imposibilidad de lectura que acarrea el fenómeno violento es un tema central para la inteligibilidad del mundo que nos tocó vivir.
Eventos como los actos terroristas del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, la infame guerra desatada por los EU contra Irak, los estallidos de trenes en Madrid 2004, los últimos acontecimientos en Rusia, hacen una lista dolorosa –e interminable– de recordar en cuanto al sentido delirante que las espirales de la violencia pueden llegar a desatar. En los registros microsociales, la amenaza creciente a la integridad corporal de los ciudadanos es un aspecto sobresaliente de las sociedades modernas que provoca verdaderos esquemas de persecución y de angustia ante el inminente terror de los hechos que en los últimos años han conmovido a poblaciones enteras.
En esta ocasión, el número de la revista que proponemos para su lectura y debate intenta hacer un breve recorrido por diversos que han sido duramente impactados por el campo de significación ritual de la violencia y sus estados de sin razón.
Las escrituras que abren este muestrario parten del discurso de la sospecha, en la construcción lingüística y simbólica de la víctima, partiendo de los saberes que se encargan de estudiar este estigma. La pregunta de cómo se construyen víctimas propiciatorias en la cultura es también un eslabón que nos permite escudriñar el discurso nietzscheano desde la óptica de la devastación y de la supremacía del hombre ante el embate de la civilización.
Ante tales dimensiones, la incapacidad de volver inteligibles los giros de las amenazas que se ciernen sobre los grupos, las comunidades y las organizaciones de gente considerada como indeseable desde la óptica de la globalización, como lo son los niños, las mujeres, los jóvenes, los indígenas, las minorías sexuales, los ancianos, también permite hacer posible la reflexión sobre los dispositivos de resistencia, defensa y contraviolencia que dichas personas han tenido que resignificar para sobrevivir ante estas tendencias a la desaparición impune.
La respuesta que el estado generalizado de violencia ha difundido ante la resistencia colectiva es un tema específico y sumamente sofisticado por su manufactura y contundencia en la desarticulación del tejido social; esta ofensiva del Estado de Derecho constituye su perversión y toma forma en el secuestro y la tortura, que en todos los niveles acarrea este imaginario que conmueve íntimamente a la gente de la calle.
El número que presentamos es también, en su diversidad reflexiva, una mirada a esta forma de significar la administración de las ausencias mediante esta forma de cancelar la libertad de movimiento del cuerpo de cualquiera de nosotros de la manera más cruel y delirante.
Finalmente, la escritura de esta temática tan convulsiva y compleja nos lleva a hacer un recorrido por la institución de encierro: la cárcel. La violencia de la reclusión y la impunidad que acarrea a los cuerpos prisioneros de interpretaciones legales y de celdas infames. Aquí nos detenemos con esta colección de secuencias de despojo, victimización, propagación del miedo e incertidumbre, con el propósito de crear un acto de lucidez que no nos deje volver cotidiana la violencia, como algo natural a lo que tenemos que acostumbrarnos ¿Por qué? Por lo que decía el viejo filósofo Edgar Morin:
“Porque es éticamente inaceptable”.

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Publicado

2004-09-01