Procesos electorales: incertidumbre, contingencia y riesgo en la elección presidencial
Palabras clave:
elecciones, reforma, política, violenciaResumen
Ya han pasado seis meses del proceso electoral más accidentado de los últimos 70 años de vida política –¿democrática?– en el país. Ríos de tinta han corrido para dar cuenta del fenómeno, sin embargo, las dudas se mantienen, la incertidumbre continúa vigente y, lo más inquietante, la sociedad mexicana prosigue polarizada exhibiendo no sólo sus diferencias ideológicas, sino también sus prácticas de exclusión social, discriminación y racismo que, desde siempre, la estigmatizan. Hoy la discusión sobre los resultados electorales ha tomado otro derrotero: el análisis objetivo sobre las cifras ha sido desplazado por el imaginario que se impuso, en al menos, la tercera parte de la población. Millones de mexicanos no dudan en afirmar que el triunfo del candidato panista a la presidencia de la República fue fraudulento.
En este entorno de exacerbado enfrentamiento político y social, perdura la amenaza de ingobernabilidad del Estado que todavía, después de casi 25 años de experimento neoliberal, no logra consolidarse. La tan mentada reforma del Estado continua inconclusa, y ni que decir de la urgente necesidad de crear un nuevo pacto social que sostenga el también postergado proyecto nacional que podría darle coherencia institucional a este país.
En este número, El Cotidiano, dentro de sus límites, pretende dar cuenta no sólo del análisis cuantitativo de los resultados electorales y de las particularidades que mostró la distribución federativa del voto, nos detenemos también en analizar, por razones obvias, la urgente necesidad de reformar una institución electoral democrática que mostró un sinfín de irregularidades que terminaron por no hacer creíbles los procesos comiciales del 2006.
Por lo demás, resultaba imprescindible mencionar el comportamiento de los partidos políticos, en especial, de dos casos sintomáticos: el del PRD, el gran ganador y, al mismo tiempo, perdedor de la oportunidad histórica de comandar los destinos de México desde una opción de izquierda; y el Partido Nueva Alianza, expresión del arcaico, pero todavía funcional, modelo corporativo, en un tiempo que pretende, supone el discurso desde el poder, desterrar los viejos esquemas de dominación política, sobre todo cuando esta estrategia política-sindical de los viejos recaudos autoritarios cooperaron, ¿o definieron?, el triunfo de la derecha en la cerrada contienda electoral del mes de julio.
Por otro lado, en cuatro artículos se analizan las preocupantes secuelas del proceso electoral, el extenso entorno de la coyuntura electoral y las consecuencias no previstas de este tropiezo democrático. Por último, incluimos un artículo sobre un inédito fenómeno social: los alcances y los límites de una enorme e impensable movilización social que exigió, dentro de los límites de la resistencia civil, el respeto al voto. Además, se acompaña el número de un extenso dossier que nos describe entográfica y periodísticamente las vicisitudes de este inusual movimiento social postelectoral.