No. 91 Petróleo ¿fortuna o desgracia?

No. 91 Petróleo ¿fortuna o desgracia?

Impuestos y renta petrolera: reflexiones preliminares sobre la coyuntura actual

José Antonio Rojas N .*

Tanto a principios de año, como a princ1p1os de este segundo semestre, y después de tres esfuerzos importantes por controlar y racionalizar la producción, resulta difícil prever los movimientos diarios o semanales de los precios del petróleo, aunque sí se puede pensar en una paulatina estabilización del mercado, gracias al ánimo de productores, en este caso OPEP y no-OPEP, por bajar la oferta en un monto que al mes de julio representa ya 2 millones 600 mil barriles, monto con el que se espera, precisamente, un ascenso moderado pero firme de los precios. Sin embargo no hay que olvidar que la volatilidad del precio del petróleo registrada este primer semestre se origina en la violenta especulación, expresada en una verdadera guerra de precios, producción e inventarios, que surgieron, sin duda, por una demanda severamente deprimida, tanto estacional como anual. Y esta depresión puede explicarse en buena medida en la crisis asiática, que se ha traducido en una severa retracción económica que si bien se ha mostrado de manera diferenciada, de inmediato se tradujo en un freno al crecimiento del consumo de crudo en el mundo.

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Producción y papel del petróleo en el mundo: panorama general de la

producción, distribución y consumo de los  hidrocarburos

Andrés Barreda*

 

Tanto la historia del siglo XX como la actual propuesta de los tecnócratas para el desarrollo del mundo en el siglo XXI, se caracterizan por un irrefrenable consumo de energía (principalmente de petróleo y gas) que sólo encuentra una explicación de fondo si se toma en cuenta el hecho de que quien verdaderamente ha descubierto y consumido de manera vertiginosa y salvaje toda la energía orgánica de los hidrocarburos acumulada durante cientos de millones años en el subsuelo del planeta es el capital mundial, no la humanidad. Por lo mismo, dicho consumo - cuyo único motivo de fondo es la producción y acumulación mundial de plusvalor~ se ha realizado durante el presente siglo a la manera de un consumo infinito y abstracto que no quiere reconocer límites concretos ni de la naturaleza ni de la diversidad cultural del mundo. De ahí la devastación ambiental que genera el sufrimiento de los pueblos, pero también el hecho de que la producción mundial de hidrocarburos y energía nuclear se organicen autoritariamente, es decir, de manera polarizada y excluyente. Como esta sed infinita de energía se enfrenta al uso de recursos finitos, la riqueza petrolera se convierte en un instrumento para el control de la producción, de la explotación de millones de trabajadores y de las relaciones de competencia internacional. Se trata, por tanto, de una riqueza estratégica que debe ser controlada por los principales grupos de capital y las naciones que detentan el poder económico, político y militar. Es así que, dada la enorme importancia que tienen para el desarrollo futuro del capitalismo las grandes regiones productoras y las poseedoras de yacimientos, el mercado mundial dota con valores estratégicos específicos a cada una de las regiones del mundo.

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Petróleo: globalización, seguridad y privatización

John Saxe-Fernández**

Existe abundante información oficial que apoya los informes de prensa recientes que indican que Washington busca establecer un sistema energético regionalizado que le asegure el suministro de crudo, ante la inestabilidad del Golfo Pérsico. Es decir, que Washington se propone crear con el Acuerdo de Libre Comercio de América " ... una división del trabajo en la industria petrolera, en la cual corresponderá a los productores como México y Venezuela aportar el crudo y Estados Unidos refinarlo y vender a todo el mundo los derivados del mismo''. Esto es exactamente lo que quiere decir la consigna de que, por la "globalización y la interdependencia", debemos incluir la privatización de Pemex.

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Desarrollo regional y actividad petrolera

Enrique Velázquez Z*

Leonardo Meza A

Puede afirmarse que si alguna política y acción de gobierno se maneja actualmente de manera centralizada es la energética y, en particular, la petrolera, aún y cuando Pemex se conciba como una empresa paraestatal. Tan es así que, los altos funcionarios de esa dependencia se quejan de la sangría fiscal que sobre ella ejerce la federación. En ese sentido, ni los gobiernos de las entidades federativas, y mucho menos sus municipios, tienen posibilidad de opinar o determinar una política petrolera que modele su estructura económica y su desarrollo. Como es sabido, la política nacional en la materia establece que los hidrocarburos son un recurso propiedad del país administrado por el Estado. Es decir, a diferencia de otros recursos naturales o actividades económicas, a las entidades federativas petroleras no se les reconoce la ventaja comparativa ni la posibilidad de su operación. No obstante, los impactos negativos, tanto los económicos como los sociales, ambientales y culturales, son "absorbidos" por dichas entidades federativas.

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Participación ciudadana y petróleo

 Hilda Salazar*

Silvia Whizar*

Los diversos movimientos de defensa hacia el petróleo - algunos con décadas de existencia- no han logrado modificar sustancialmente: la política de la tecnocracia neoliberal de privilegiar la privatización, la extracción apresurada de petróleo, la exportación de crudo en detrimento de los procesos de transformación nacionales y la obtención de recursos fiscales con cargo a los costos sociales y ambientales de comunidades y trabajadores petroleros; todas estas decisiones son tomadas por el Ejecutivo, sin el concurso de los otros poderes de gobierno y mucho menos sin consultar a los ciudadanos y al pueblo. El aislamiento de los protagonistas sociales ha sido quizás un factor que ha impedido que la capacidad de resistencia, la tenacidad y aún la coherencia de sus planteamientos hayan cuajado en una fuerza organizada.