175 Elecciones 2012
Triunfo desnudo: el PRI en el vacío de sus ruinas
Manuel Villa Aguilera*
El Partido Revolucionario Institucional triunfó gracias al milagro de la oportunidad y a su eficaz maquinaria electoral, reforzada y actualizada a lo largo de los doce años de oposición. Quizás, un factor más le favoreció: conserva una cultura de disciplina interna y la brújula orientadora esencial que es la búsqueda del poder. Los escollos que debió superar no fueron pocos, algunos fueron realmente escabrosos, como la lamentable presidencia de Humberto Moreira, la influencia de priístas repudiados en todos los ámbitos, la opacidad acerca de las fuerzas e intereses aliados en torno a Peña Nieto y, en general, los abundantes negativos del priísmo. A pesar de todo, mantuvo –disminuidas, por cierto– la unidad, disciplina y consistencia necesarias de 1997 hasta la elección de 2006, atributos válidos, sin duda, pero que sólo llevan al éxito si los favorecen las circunstancias que abre en su beneficio la precariedad de los opositores.